martes, 8 de mayo de 2007

El derecho a la alimentación: una asignatura pendiente

A pesar del impacto del hambre, todavía no está suficientemente reconocido
7 de mayo de 2007, Roma – Cuando se aproxima el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptados por la ONU en 1948, algunos, como el derecho a la alimentación, han pasado a un segundo plano en las agendas políticas o para la opinión pública. Sin embargo, al menos una séptima parte de la población mundial sufre de grave inseguridad alimentaria.

El próximo 16 de octubre, la FAO celebrará el Día Mundial de la Alimentación, que en 2007 tendrá como tema El derecho a la alimentación, que supone el derecho inalienable de todo ser humano a contar con acceso regular a una cantidad suficiente de alimentos adecuados desde el punto de vista nutricional y culturalmente aceptables para desarrollar una vida sana y activa. Es el derecho a poder alimentarse uno mismo de forma digna y autónoma, más que el derecho a ser alimentado.

Al reconocer el derecho a la alimentación, los gobiernos han adquirido el compromiso de respetar, proteger y realizar este derecho. Con más de 850 millones de personas malnutridas, el derecho a la alimentación no es solo un imperativo desde el punto de vista moral, económico y político, si no también una obligación legal.

Desde la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996, la FAO trabaja activamente con los gobiernos y comunidades de todo el mundo para que se reconozca este derecho humano básico.

El 27º Día Mundial de la Alimentación contará este año con actividades en más de 150 países para promover el derecho a la alimentación. Entre ellas figuran una ceremonia en la sede central de la FAO el 16 de octubre, con una carrera pedestre por el centro de Roma el día 21 y una ceremonia especial en la sede de la ONU en Nueva York el 18 de octubre, así como gran número de actividades a nivel nacional entre las que se incluyen eventos musicales y deportivos, como la gala que tendrá lugar en España.

Directrices

Debido a la persistencia de un alto índice de malnutrición, la Cumbre Mundial de la Alimentación: cinco años después decidió en junio de 2002 crear una serie de directrices en apoyo al derecho a una alimentación adecuada. En 2004 y tras intensas negociaciones, los países miembros de la FAO adoptaron por unanimidad estas directrices, junto a la creación de una unidad especial en el seno de la Organización de la ONU destinada a velar por su aplicación.

Estas directrices son una herramienta práctica para apoyar a los países en sus esfuerzos para erradicar el hambre. Consisten en un conjunto coherente de recomendaciones que abarcan, -entre otros aspectos-, la tierra, el agua, los recursos genéticos, la educación y la sostenibilidad. Tratan de promover que se destinen recursos económicos a programas para erradicar el hambre y la pobreza, como los que se llevan a cabo actualmente en Brasil y Mozambique.

Al reconocer el derecho a la alimentación, los gobiernos adquieren la obligación de respetar, defender y hacer cumplir este derecho. Es necesario dar voz a los hambrientos y reforzar la capacidad de los gobiernos si se quiere alcanzar el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio: reducir el hambre a la mitad en 2015.

“El Derecho a la alimentación no es una utopía. Es posible garantizarlo en todo el mundo. Algunos países se encuentran en el camino adecuado, pero todos debemos contribuir a que ello sea posible”, asegura Barbara Ekwall, Coordinadora de la Unidad sobre el Derecho a la Alimentación de la FAO.
Fuente FAO

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